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La hazaña de transmitir la llegada a la Luna en Chile

Hace cinco décadas, la Misión Apollo 11 se posó sobre la Luna, un 20 de Julio de 1969, ante la mirada atónita de 600 millones de espectadores que no podían creer lo que veían. El hombre no solo fue capaz de llegar a este satélite natural de la Tierra, sino que además transmitir este hito a nivel mundial cuando la tecnología aún era muy incipiente en muchos sentidos.

Así, una de cada cinco personas en el orbe -incluyendo a espectadores chilenos- vieron a Neil Armstrong y Buzz Aldrin, por primera vez en la Luna, dando inicio a una nueva etapa de la historia universal.

Si bien en el envío de la señal satelital desde Estados Unidos no estaba considerado ningún país de Sudamérica, un grupo de ingenieros de la estación terrestre de Longovilo de Entel, en Chile, hicieron posible verla en nuestro país contra todo pronóstico.

Mientras bajaba por las escaleras de la nave, Armstrong activó la cámara de televisión que retransmitía las imágenes y luego fue describiendo todo lo que veía al pisar suelo, a las 22:56 horas de Chile del domingo 20 de julio de 1969. Fue en ese momento cuando señaló la célebre frase: “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”.

“Que los chilenos pudiéramos presenciar este momento histórico fue el resultado de la perseverancia de un grupo de jóvenes ingenieros de Entel que nunca creyeron que era técnicamente imposible como se decía. Esto también es reflejo del comportamiento de la compañía durante su historia y también hoy, siempre desafiándonos a llegar más allá y para acercar la tecnología a todos”, afirma el gerente general de Entel, Antonio Büchi.

Ni siquiera los ingenieros norteamericanos que trabajaban con nosotros creían que lo fuéramos a lograr

Los días previos al alunizaje era tema de conversación obligado en todas partes e incluso el Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva autorizó la suspensión de todas las llamadas de larga distancia para lograr captar la señal y no quedar fuera del momento histórico. Quienes lo vivieron deben recordar todavía a la familia reunida frente al televisor esa noche.

“Ni siquiera los ingenieros norteamericanos que trabajaban con nosotros creían que lo fuéramos a lograr. Apuntamos al borde de la cordillera de la Costa, pasamos por un pequeño portezuelo entre los cerros y por ahí nos llegó, fue una maravilla cuando nos llegó la señal de esta transmisión, era como estar entrando al futuro”, recuerda uno de los ingenieros de Longovilo que hizo posible la hazaña, Andrés Bavari. Esto se hizo conectándose al satélite Intelsat III F4 de Estados Unidos, que en ese momento se utilizaba para comunicaciones entre USA y Japón.

Los astronautas iniciaron la exploración humana en la luna recorriendo el terreno por más de dos horas, tiempo en el que recogieron 22 kilos de muestras de suelo y rocas lunares e instalaron instrumental científico para la detección de sismos, partículas solares y un reflector láser.

En la actualidad, la estación terrena sigue permitiendo la conectividad de zonas aisladas como la Isla de Pascua, Puerto Williams y la Antártica y localidades de complejidades geográficas a las que no puede llegar ningún otro tipo de tecnología.

 

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