Ley de Moore [3]: Reproductores de Audio

Hoy día, mientras caminaba por una ajetreada arteria de Santiago de Chile, me propuse contar cuanta gente caminaba con audífonos puestos. No me interesaba si era un iPhone o un humilde Walkman de los ’80. Puse manos a la obra y empecé. Perdí —o más bien olvidé — la cuenta, pero el hecho es que la cantidad era considerable. ¿Por qué lo hice? No lo sé, simplemente hice eso porque no se me ocurrió ninguna otra introducción bonita para la Ley de Moore del día de hoy, donde hablaremos de los Reproductores de Audio.

Los Inicios: Sony, el rey

Todo empezó cuando Akio Morita, iba como siempre aburrido en sus recurrentes viajes transpacíficos entre América y Japón. Apenas Morita arribó al país Nipón, tomó un taxi y se fue derechito hacia la División de Audio de Sony. Morita —que por cierto era co-chairman de Sony— planteo la inquietud de que necesitaba algo que le permitiera disfrutar de conciertos de ópera a bordo del avión, y además, hacer que la experiencia de disfrutar de un poco de música fuera mucho más personal.

Es con esa premisa que los ingenieros de Sony se pusieron a trabajar como típicos empleados presionados por los caprichos de su jefe, y lanzan el Walkman TPS-L2 a fines de 1979. El primer Walkman, que fue un sencillo dispositivo que leía “cassettes”, fue un éxito en los ’80, pese a su relativo elevado precio. Irónicamente, uno de los puntos fuertes del primer Walkman fue que venia con 2 salidas de audio —aka “Jacks”—, lo que precisamente no cumplía la premisa de ser algo personal, pese a que era totalmente opcional usar las 2 al mismo tiempo.

Varios modelos del Walkman salieron al mercado, pero más que nada eran refritos del original agregando capacidades que un nicho del mercado podría aprovechar, por ejemplo, se lanzó el Pressman, que era básicamente un Walkman con capacidades de grabación. Como el WM-D6C, un grabador de audio que incorporaba características muy inusuales para un grabador portátil, como medidores del volumen, y a su vez, medidores de los niveles. Fue tal su éxito, que se fabricó por más de 20 años sin cambiar absolutamente nada de su diseño.

El Walkman WM-D6C, ampliamente usado por periodistas.

Definitivamente el Walkman cambió la forma de como la gente escuchaba música, pero la esencia del Walkman, el cassette, empezaba a decaer con la llegada de nuevas tecnologías, como el Disco Compacto o CD. Por no decir que al Walkman le salía competencia por delante, cada vez más compañías lanzaban al mercado alternativas más baratas, por lo tanto, Sony se vio obligado a rediseñar el Walkman de acuerdo a la situación que estaban viviendo.

Pese a que ya en 1984 se habían desarrollado prototipos, como el D-50, del CD Walkman —como lo llamaban en Japón—, recién empezó a tomar fuerzas —más bien el “mainstream” lo empezó a consumir— a fines de los ’80 y principios de los ’90, con el arribo del CD y la pertinente caída del cassette. Además entre el Discman —que era la forma como Occidente llamaba a este aparato— y el CD se produjo una mutua cooperación, ya que una vez que el Discman se introdujo al mercado, la venta y publicación de CDs aumentaron en gran cantidad, lo que a la vez provoco un gran éxito en la venta de los Discmans.

Sony Discman D-50

Además, con la llegada del Discman se desarrollaron bastantes tecnologías, desde algunas para tratar de aprovechar al máximo cada espacio físico del CD, hasta otros que hoy en día son “must” en cualquier dispositivo que maneja CDs o cualquier medio óptico, como lo es el ESP —Protección de salto electrónico, por sus siglas en inglés—, que prevenía que la pista en reproducción se adelantara, o saltara mediante un sistema que iba progresivamente almacenando en una memoria caché la información.

Pero como se supone que en este artículo las cosas tienen que irse haciendo cada vez más pequeñas, Sony aprovechó también la portabilidad y comodidad que ofrecían los novedosos MiniDiscs, que tenían como gran ventaja grabar más menos 70 minutos de audio con una calidad aceptable —la que sin embargo era inferior a la del CD— pero en un disco casi un 65% más pequeño que un CD normal. Es por eso que crearon el MiniDisc Walkman (MD), el que hizo que fuera posible la irrupción de otros productos bastantes similares, como el NetMD y el Hi-MD, este último manteniendo el factor de forma, pero con la capacidad de 1 GB para albergar datos.

Pero pese a esa superioridad de los MiniDiscs, estos simplemente sucumbieron ante el mercado con la irrupción del formato MP3, porque pese a que ante todos este se transformaba en el estándar de la industria, Sony se negaba a creerlo y quería obligar a los consumidores a ocupar su formato ATRAC, el que sucumbió, debido a que si bien los 2 formatos son cerrados, el MP3 era mucho más flexible en cuanto a bitrates que el ATRAC, algo que el mercado agradeció de sobremanera.

Antes de pasar al MP3, iPod y Zune —todos a partir de la era digital—, me gustaría hacer un pequeño recuento de lo que llevamos.

Lo sé. Este claramente no es una analogía emblemática de lo que podría ser la Ley de Moore. De hecho, se nota una tendencia en los 3 primeros dispositivos a la baja en la capacidad de almacenamiento, si la medimos en minutos. Pero aquí hay un tema mucho más profundo: El Bitrate. El Hi-MD tenía un bitrate promedio de 292 kb/s, mientras que un CD normal tenía un bitrate de 1411.22 kb/s. Así es que si querías obtener más capacidad, tenías que sacrificar calidad.

Era Digital: El MP3

El MP3 y la «Era de los Medios Digitales» lo cambiaron todo. Desde la manera en como se distribuye la música, hasta la manera en como se graba. Dentro de ese amplio espectro de cosas que cambiaron, también se encontraban la forma en como se reproducían estos datos, lo que conllevo en una evidente metamorfosis en el factor de forma de los reproductores de audio.

El primer DAP —Reproductor de Audio Digital— propiamente tal fue el MPMan F10, desarrollado por Einger Labs en Marzo de 1998. Si bien no deslumbraba por su gran capacidad de almacenamiento —tan sólo contaba con unos modestos 32 MB de capacidad—, innovó entre otras cosas al integrar sistemas de almacenamiento en estado sólido.

Pese a que el F10 es oficialmente el primer Reproductor, no hay duda alguna de que el producto que cambió total y realmente la industria fue el iPod. Hoy en día, si pensamos en un iPod, inmediatamente se nos viene a la cabeza un dispositivo compacto —topando con lo frágil— con una interfaz de usuario bastante amigable, o en el peor de los casos, sólo bonita. Y aunque suene estúpido, ese fue el objetivo desde un principio.

Porque al tipo amante de los cuellos de tortuga negros —también conocido como Steve Jobs— estaba impresionado del siguiente dilema, que regía a los reproductores de la época: O los aparatos eran grandes y anticuados, o eran pequeños e inútiles. Además de la asquerosamente terrible interfaz que la mayoría de los dispositivos ocupaban.

Con la meta de desarrollar un producto revolucionario, Steve Jobs le pidió a Jon Rubinstein que conformara un equipo para el desarrollo del iPod, y en menos de 1 año ya tenían el producto listo.

Introducido al mundo el año 2001 con un precio de US$399, el iPod Classic 1G, en vez de ocupar las típicas memorias flash estándar de la época, incorporó un HDD Toshiba de 1.8″ de 5 GB capaz de almacenar «1.000 canciones en tu bolsillo» según el mismo Steve Jobs, pero todo tenía un pero, que recién en la segunda camada de iPod, el año 2002, cuando se le dió por primera vez soporte a usuarios de Windows. Antes era exclusivo de usuarios Mac

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iPod Classic 1G (2001)

Como se podía esperar, el iPod fue todo un éxito, y experimentó diversas metamorfosis mediante el tiempo pasaba, incluyendo la presentación de distintos sabores, como los shuffles, los nanos, los comúnmente llamados iTouchs, los photos y los minis. Pasaron 5 años bajo el puente y recién el —sí!! adivinaste!— 2006, Microsoft se avispó y liberó al mercado el Microsoft Zune.

El Zune original, que posteriormente sería denominado Zune 30, incorporó un HDD de 1.8″ con capacidad de 30 GB, y se lanzó al mercado con un precio retail de USD$249,99. Personalmente, si se analizan los pros y los contras del iPod y el Zune frente a frente, el Zune tiene amplias ventajas respecto a la joya de Steve Jobs en cuanto a conectividad, con la posibilidad de enviar canciones a otros Zunes, o sincronizar con Windows vía Wi-Fi. Pero por una extraña razón, las cifras de ventas del iPod aplastan, masacran, trituran, y cualquier otro adjetivo parecido, a las del Zune.

El Zune de Microsoft. aplastado en ventas por el iPod

También en 2007, más específicamente el de 5 de Septiembre, Apple —a estas alturas del artículo parezco fanboy de Jobs…— introduce 2 revolucionarios productos a su lista de iPods: En primer lugar, introduce el iPod con mayor capacidad de la historia, con un HDD de 160 GB y 40 horas de autonomía, y por último, algo así como un iPhone a dieta; el iPod Touch, que si bien no deslumbra por su capacidad de almacenamiento, incorpora por primera vez una interfaz táctil.

Si bien a los puristas la mayoría de las veces prefieren dispositivos por separado para cada actividad, a partir de más menos el 2007, la tendencia en el mercado ha sido la integración de los reproductores de audio en distintos dispositivos, como los teléfonos móviles. Prueba de ello es el exitoso iPhone de Apple y la serie Walkman de Sony Ericsson.

Llegó mi hora favorita: La Hora de los Cálculos. Desde 1998, fecha de lanzamiento del primer DAP, el MPMan F10 de 32 MB, hasta el 2007, fecha de aparición en las vitrinas del iPod Classic de 160 GB, hay 9 años. Entonces, si mis cálculos no fallan, para haber cumplido la Ley de Moore, en estricto rigor tan sólo se habrían necesitado 16.384 MB, cifra superada con creces por la compañía de la manzanita.

Gracias a Dios. Si ahora tengo complejas dudas existenciales decidiendo cuales canciones van y cuales no debido a la falta de espacio en mi iPod, me imagino la elevada tasa de suicidios y gabinetes abollados que existirían si continuáramos ocupando el MPMan.

[Imagen Walkman (edvvc@Flickr)]

ATENCIÓN FANBOYS: Sé que hay muchas personas que adoran los iRiver y iAudio por diversas características que según ellos los hacen superiores al Zune y al iPod, como la calidad de sonido. No lo pongo en duda. La única razón porque no los detallo es porque desafortunadamente, no marcan hitos en esta historia, aunque el Zune tampoco lo ha hecho aún.


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9 Comment

Marcelo 23 julio, 2009 - 12:44

En mi iPod tengo 33 días de música… xD Aunque toda a 128kb/s =(

Rettke 21 julio, 2009 - 14:39

falto poner el tocavinilos portatil

vulturize 21 julio, 2009 - 12:06

wow claro el Mini-Disc de Sony es superior en sonido es increible. Lo malo es que ya no consigo lo consumibles mmmm me da tristeza…

ariel 21 julio, 2009 - 10:19

en sonido no hay nada que supere a SONY, todavia utilizo el Mini-Disc!!!!

DR. T 21 julio, 2009 - 01:54

esta Ley de Moore me iso recordar un ekipo se phillip k tenia guardao y lo buske y le puses sus pilas …sniff… y me puse a escuchar algun casette k encontre po ahi….k wenos recuerdos de akellos tiemposssss saliendo con el persomal en el bolsillo axuntandole al boton pa adelantarlo pa tratar de encontrar la cancion siguiente…… y eso

no inporta la calidad de las canciones si no disfrutarla

* Hombre Pipa tye las mandaste con este «»Ley de Moore : Reproductores de Audio»»»
See you again !!!!

Rod V 20 julio, 2009 - 23:48

no hay nada como el sonido de mi Sony CD Walkman.. si no fuera por su tamaño, aun lo seguiria usando.

djtrance 20 julio, 2009 - 23:16

yo tengo un iriver y si suena espectacuñar… pero siempre y cuando no se usen con los audifonos originales.. que realmente me decepcionaron….

Noir 20 julio, 2009 - 19:58

Como te extraño NetMD ):

david 20 julio, 2009 - 18:50

hooo sii!!! yo tenia un Walkman igualito al de la foto!!!… que recuerdos…

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