Cuando te falla la tecnología todo puede salir mal.

Cada vez estamos mas dependientes de la tecnología, y no hablo sólo de recibir tus e-mails diariamente, escuchar radios online ni chatear durante horarios de oficina. también nos afecta en la vida diaria, es más, lo que ahora relataremos puede ser algo que te puede haber pasado incluso a tí. Y dice….

Cuando al fin me decidí a viajar al asado de fin de año de MadBoxPC, decidí ahorrarme el tiempo de ir al terminal de buses para comprar los pasajes y comprarlos directamente a través de la página de la empresa en la cual normalmente viajo. Sin problemas ingresé mi tarjeta de crédito, seleccioné el día en el cual quería viajar, el tipo de bus en el cual iría y el asiento, todo fue muy fácil y no tuve mayores problemas al ingresar mi tarjeta de crédito. En menos de un minuto mi ticket electrónico en formato PDF estaba en mi casilla de correos listo para imprimirse, cosa que dejé para mas tarde….

…Ya siendo el día del viaje, aún no tenía impreso el e-ticket, por lo que decidí hacerlo durante la tarde. Ahí me encontré con la primera sorpresa, el cable adaptador de USB a LPT1 no estaba en ninguna parte. Dicho cable es imprescindible para conectar mi vieja impresora multifuncional que no posee puertos USB, llevar la impresora al equipo de escritorio o viceversa no era opción por lo engorroso. El cable estaba guardado en el cajón de «lo que no se usa», conecté finalmente la impresora al laptop, el cual no tenía drivers de impresora, por lo que no me quedó otra opción que tener que bajarlos desde la página del fabricante. Ahora a imprimir….

…¡No hay tinta! Como soy un hombre precavido, tenía un cartucho nuevo de repuesto a mano, por lo que cambié el cartucho y alineé los cabezales. Algo pasa, la impresora no quiere trabajar con el notebook. Me doy por vencido y llamo a un amigo para que me preste su impresora, grabo el archivo PDF en un pendrive y salgo del departamento para acordarme que mi mujer se llevó el auto y no vuelve hasta tarde. Nuevamente llamo a mi amigo para pedir disculpas y agradecer su amabilidad, pero que no podré ir a su casa.

Haciendo memoria me recuerdo de un par de cibercafés instalados cerca del departamento. Luego de caminar un par de cuadras me doy cuenta que el cibercafé más cercano ya no está, el negocio iba mal, por lo cual lo cerraron. Es que en un barrio típico de clase media chilena ya no cuesta tanto tener acceso a comprar un computador y pagar por Internet. Me encamino a un supermercado cercano en que recuerdo haber visto otro cibercafé, el cual afortunadamente seguía ahí, pero el dependiente me informa que la impresora está mala y me recomienda ir a un cibercafé cercano, el cual irrisoriamente resulta ser el que cerró hace poco tiempo atrás. Me recomendó otro cibercafé ubicado a unas tres cuadras…

…Caminando se llega a roma, y finalmente encontré un lugar en el cual la impresora sí funcionaba, el dependiente me pidió amablemente mi pendrive, abrió el archivo PDF para luego imprimirlo. Pago con $100 y le digo «keep the change», me dice un cordial «muchas gracias» y vuelvo a casa pensando en todo el tiempo que perdí hoy gracias a la tecnología. Afortunadamente con el e-ticket abordé el bus, en el cual, poco acostumbrados a clientes «modernos» chequean 3 veces mi pasaje, peo no hay problemas, ya que al fin estoy en Santiago.


Ahora me queda una duda…. ¿Alguien ha visto mi pendrive?

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